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miércoles, 14 de diciembre de 2016

La oportunidad que nos da la informalidad



Coordenadas
ENRIQUE QUINTANA




¿Trabaja usted en la economía formal? Entonces genera anualmente en promedio un valor agregado de 642 mil pesos.

¿Es usted informal? En ese caso su productividad promedio es de 144 mil pesos por año.

Es decir, como trabajador del sector formal, tiene usted una productividad laboral que supera en 4.4 veces a la de quien labora en la informalidad.

Esta es otra de las enormes desigualdades que existen en el país, además de las de carácter regional o de estrato social.

Pero al mismo tiempo nos señala una de las grandes oportunidades que tiene México.

Si tan sólo la tercera parte de los informales pasara a formar parte del sector formal de la economía, eso significaría que casi 10 millones de trabajadores podrían aumentar su productividad de manera radical.

Con los datos señalados arriba, ese cambio implicaría un crecimiento del PIB de 27 por ciento.

Pero no pensemos que ese proceso pueda suceder como por un milagro. Aun si tardara una década completa, ese tránsito a la formalidad daría lugar al crecimiento de 2.4 puntos porcentuales del PIB cada año.

Tan sólo ese cambio duplicaría el ritmo de crecimiento que la economía ha tenido en el último cuarto siglo. De esa relevancia es.

En el papel, trasladar fuerza laboral de la informalidad a la formalidad puede sonar muy sencillo. En la realidad es extremadamente complejo.

Desde que el Inegi lo mide, en 2009 se llegó al máximo peso de la informalidad en el PIB y fue de 26.8 por ciento. Al cierre del año pasado se bajó a 23.6 por ciento. Es decir, hubo apenas una reducción de 3.2 puntos porcentuales en seis años, algo así como medio punto por año.

El empleo formal en la economía, aunque produce 76.4 por ciento del PIB, apenas está compuesto de 21.7 millones de trabajadores, mientras que quienes trabajan en la informalidad suman 29.8 millones de trabajadores.

En nuestro complicado mercado laboral, del total del empleo informal, hay 11.5 millones de trabajadores que laboran mayormente en microempresas, mientras que hay otros 18.3 millones que lo hacen en el llamado 'sector de los hogares' y que mayormente se desarrolla en el comercio y los servicios.

Coincidentemente, ayer se firmó un convenio en el Comité Nacional de Productividad para formalizar y elevar la productividad del comercio minorista, uno de los que componen tanto al universo de microempresas que ofrecen empleo informal como del sector de los hogares.

Aunque la experiencia nos debe convertir en escépticos, pues en diversas ocasiones se ha intentado elevar la productividad de este sector sin conseguirlo, el tema es tan relevante, como ayer lo destacó el secretario Meade que preside el referido Comité, que habrá que seguirle la pista.

De hecho, cuando se habla de fortalecer el mercado interno, precisamente el camino es modernizar el sector terciario de la economía y particularmente el comercio minorista.

La tarea es compleja porque no es un asunto exclusivamente económico. Tiene que ver con aspectos que van desde el nivel de escolaridad de quienes laboran en este sector hasta ‘usos y costumbres’, que se han heredado por generaciones.

Pero se trata de la senda más importante para impulsar tanto

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