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miércoles, 7 de diciembre de 2016

La julia…una patrulla


Por Arturo Ortega Morán

Foto cortesía de Matehuala-Historia FB
¡Ahí viene la julia! Con ese grito inició la desbandada de muchachos que, momentos antes, escenificaban tremenda bronca en el parque que estaba frente a la escuela. Al poco tiempo, llegó una patrulla haciendo gran escándalo. De su parte posterior, se desprendieron cuatro policías que literalmente venían colgados. Tras una breve persecución, cada policía regresó con uno de los rijosos y, sin mucha consideración: los introdujeron en la patrulla, cerraron la puerta, se volvieron a colgar y se alejaron con el mismo escándalo con el que habían llegado.

Así, desde aquel día de 1965, empezó el misterio: ¿por qué, en México, le decimos la julia a la patrulla? Aunque lo pregunté muchas veces nadie supo darme respuesta. Con el paso del tiempo, encontré un primer intento de explicación. En su Breve Diccionario de Mexicanismos, Guido Gómez dice:
«julia. (Quizá del inglés gaol, jail ‘cárcel’.) f. Vehículo cerrado en que se conduce a los presos».
La verdad, esta tímida propuesta nunca me convenció. Después, encontré un texto que habla de la historia de la policía en la ciudad de Aguascalientes. En una parte se lee:
«En el siglo XIX, en un carro tirado por mulas conducían a los ebrios a la cárcel. En 1932 ya existía una patrulla motorizada de la policía, de rodado sencillo llamada “La Julia”, recogiendo a los borrachos y a los que se peleaban».
Luego, tratando de explicar el porqué del nombre, dice:
«El nombre de “Julia” se puso en honor a una prostituta que agarraba lo que le caía. Mientras la camioneta Julia cargaba con muertos, detenidos, borrachos, perros, etcétera; la mujer Julia se prostituía al mejor postor».

Con todo respeto para quien escribió esto, la explicación se me hizo “muy ojona pa` paloma” y para mí, el misterio siguió vigente.
Apenas en los primeros días del 2006, por fin supe que “atraparía” a la esquiva julia. Leía Los negros curros, del investigador cubano Fernando Ortiz, y así supe de unos versos que el autor usa para ejemplificar el habla de estos negros:
La Jura me sigue ei paso,
poi poneme en transe duro;
pero yo que etoy seguro
de mi prócer detino,
he bucado un buen padrino
que me saque del apuro.
El mismo Ortiz, explica que La Jura o gura es la policía; y, nos dice que es voz llevada a Cuba por los negros andaluces que también llegaron a la Isla en gran cantidad. Corroborando lo dicho por Ortiz, encontré que en 1611, Quevedo, hablando de los fulleros españoles, dice:
«Mudan vestidos muy a menudo por no ser conocidos de la justicia, que llaman gura».

También, Ortiz, nos informa de la dificultad de los negros para manejar el fonema r, dando como resultado que con frecuencia lo traten de suavizar intercambiándolo por l o i. No sería nada raro que de la Jura resultara La Jula o tal vez La Juia (observa que, en el verso citado, dice: poi poneme en lugar de …por ponerme). De ahí, bastaría un pasito para que, la jura, se convirtiera en nombre de mujer y así naciera la julia mexicana. No hay que olvidar que nuestro país, no escapó al influjo de la cultura negra, que de esto, abundan huellas.
Bueno pues, este misterio se ha acabado y como dicen unos versos de una de las variantes de la tradicional Rama veracruzana:
«Vámonos muchachos,
que ya son las nueve,
no venga la julia

y a todos nos lleve»

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