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miércoles, 14 de diciembre de 2016

INCONFORMIDAD, HARTAZGO Y MALOS ENTENDIDOS


Por Uriel Reyes Aguilar

El General Salvador Cienfuegos Zepeda Secretario de la Defensa Nacional ha declarado en repetidas ocasiones el papel actual del Ejercito Mexicano, y se han realizado varias opiniones sobre la postura del General Cienfuegos.
No es la imposición de un mando militar a un mando civil, como argumentan algunos, resulta ser el reclamo, la inconformidad y el hartazgo de las fuerzas armadas. La necesidad de contar con un marco legal que garantice la plena igualdad en la actuación y ejecución de las estrategias de seguridad.
No se trata de blindar aún más al ejército, es no es la solución para ningún sector, es proporcionar de mecanismos legales a las instituciones encargadas de la importación de justicia. Que el ejército regrese al lugar en donde debe de estar, los cuarteles militares, que realice las acciones para las cuales están entrenados, que la cotidianidad del actuar militar se refleje dentro de las instituciones del ejército. El detalle esta cuando el reclamo de ayuda es generalizado por la sociedad civil, por combatir la delincuencia, el crimen organizado, y el narcotráfico, ahí radica la justificación de la presencia del ejército en las calles. Gobernadores que reconocen las capacidades del ejercito mexicano, presidentes municipales que piden la ayuda de militares para disminuir los indicies de violencia en sus regiones, grupos de la sociedad civil que reconocen la labor del ejército.
Habrá opiniones diversas sobre el tema, algo es seguro, la extrema necesidad de contar con un marco normativo exclusivo para la actuación de las fuerzas armadas, no es capricho, no es reclamo, es lógica y coherencia para estos tiempos. Enfrentamos todos un enrome problema de inseguridad y de crisis en las instituciones encargadas de este tema, una arcaica “Guerra contra el narcotráfico” mal planeada por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa un “Guerra” que parecía tener un sinfín de enemigos a perseguir, capturar y llevar ante la justicia. Pasados los primeros meses nos percatamos que los riesgos y peligros directamente estaban en las diferentes instituciones de seguridad, desde la Secretaria de Gobernación hasta los MP. Esta serie de enfrentamientos que lo hemos denominado “Guerra” ha traído consigo un desgaste al tejido social, a las instituciones y también a las fuerzas armadas. Una estrategia a la vista de todos mediocre pero que nada ha cambiado con el actual Presidente Enrique Peña Nieto, igual de mal planeada y mal ejecutada. Tanto así que a la fecha el Secretario de la Defensa Nacional pide que los militares regresen a los cuarteles militares… “Estamos haciendo funciones que no nos corresponden porque no hay quien las deba de hacer, o no tienen esa capacidad” también agrego “Mi balance es que en 10 años que se determinó que se reconstruyera las policía todavía no las vemos reconstruidas… el balance es que falta compromiso de muchos sectores para que esto pueda continuar, no es un asunto que se va resolver a balazos”
El hartazgo de nosotros, de los ciudadanos, de la sociedad civil, de aquellos que han sido víctimas de la delincuencia, aquellos a quienes han secuestrado un familiar, el hartazgo es nuestro por no contar con verdaderos elementos de seguridad que garanticen la protección de nuestros derechos.
Pero también la inconformidad es por parte de militares, que no pidieron realizar todas estas actividades y que tal parece forman ya parte de una instrucción cotidiana, inconformidad porque también son ciudadanos que poseen derechos y que están arriesgando la estabilidad institucional del ejército y la SEDANA pero también y no menos importante arriesgando su integridad física todos los días, en estados, municipios, pueblos en donde son llamados pues no se cuenta con policías municipales, estatales e inclusive federales que salvaguarden la integridad de los ciudadanos.
Se requiere, si bien es cierto, de una reestructuración al sistema general de instituciones, reconfigurar a los elementos de seguridad, dotar de un marco legal a las fuerzas armadas para delimitar su actuación, se requiere del compromiso generalizado de la sociedad, de un dialogo consciente y conciso para evitar malos entendidos.

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