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lunes, 1 de agosto de 2016

Sobre la violencia sexual contra las mujeres en internet

Internet es una herramienta poderosa, valiosa y con un potencial inmenso para detonar el desarrollo, la equidad y la democracia; es un espacio de construcción, conversaciones, movilización, activismo, encuentros, reencuentros. Pero también es una herramienta usada para enganchar niñas y mujeres, para promover el tráfico de personas y para difundir redes de pornografía infantil.

Claudia Calvin
Se me abrieron los ojos y no me fui de espaldas porque estaba sentada.
Suena patético hablar de la existencia de una industria de violaciones videograbadas (videotaped rape industry) y que además resulta ser uno de los géneros más lucrativos de nuestro tiempo. Se llama Chikan.
Proviene principalmente de países y regiones relacionadas con el tráfico sexual de personas como Rusia, Europa del Este y el sudeste asiático. ¿A quién le puede gustar/entretener ver grabaciones de violaciones y asaltos a mujeres en lugares públicos como trenes, paradas de camiones?
Algunas personas argumentan que las mujeres que aparecen en estos videos son “actrices” pagadas. Si ese fuera el caso, me da lo mismo pues el mensaje que se transmite es muy claro: la violencia contra la mujer está permitida, es redituable y no es sancionable. Se paga por verla. Se reproduce un mensaje ad infinitum y con él, se transmiten estereotipos, conductas y comportamientos sociales. ¿El hilo conductor? Una mujer, la mujer, no vale nada y merece que se haga con ella lo que sus perpetradores quieran.
Esta es una muestra de la necesidad que existe hoy en día de combatir y generar conciencia a todos los niveles y en todos los espacios (siendo el nuevo espacio público de nuestro tiempo internet) sobre la violencia hacia las mujeres, el costo que tiene y las implicaciones sociales, políticas, económicas y sobre todo, humanas.
El Centro Berkman para internet y la sociedad de la Universidad de Harvard


han señalado que como otros tipos de violencia contra las mujeres, el nivel y grado de violencia al que son sometidas las mujeres en la industria del sexo online se ha minimizado, negado o ignorado.
Internet es una herramienta poderosa, valiosa y con un potencial inmenso para detonar el desarrollo, la equidad y la democracia; es un espacio de construcción, conversaciones, movilización, activismo, encuentros, reencuentros. pero también es una herramienta usada para enganchar niñas y mujeres, para promover el tráfico de personas y para difundir redes de pornografía infantil.
El contenido más visitado y buscado hoy en día en internet es la pornografía. No quiero hacer con esto un juicio moral ni juzgar a quien la disfruta, para ello existe la libertad. Lo que es una realidad, y sobre esto es que quiero hacer énfasis y poner el subrayado, es que ésta promueve y enfatiza estereotipos, minimiza y anula a las mujeres, y ha generado el desarrollo de una industria que no transita por el mundo de lo legal y que afecta vidas de mujeres, niñas, niños y adolescentes de manera brutal en todos los rincones del planeta.
Internet no ha quedado exento de la violencia, y específicamente de la violencia sexual hacia las mujeres, y se ha convertido en un espacio para transmitirla y en una herramienta al servicio de los pederastas, del crimen organizado y de los traficantes de personas.
América Latina es el continente con mayor crecimiento previsto en los próximo años en el ámbito digital. América Latina tiene hoy 280 millones de usuarios (una cifra mayor a la de todos los usuarios de internet de Estados Unidos). Las empresas que quieren invertir en este sector en la región saben que en los próximos años habrán aproximadamente 450 millones de consumidores en línea. Si la teoría no me falla y la brecha digital de género disminuye, la mitad de esa cifra serán mujeres.
Qué bueno que existan tan buenos pronósticos para nuestra región. Espero, más que nadie, que esto se traduzca en una reducción de la brecha digital y de la brecha digital de género. Lo único que me preocuparía de estas cifras felices es que el desarrollo de la industria no vaya acompañado de educación a las personas, concretamente mujeres y niñas, que pueden vivir las peores consecuencias de no saber para qué ni cómo emplear esta poderosa herramienta a su favor. ¿Dé que le servirá a las mujeres y las niñas tener un celular para conectarse a las redes sociales si desconocen que a través de éstas las pueden “atrapar” literalmente, las redes del tráfico de personas? Es central acompañar este proceso de desarrollo en la región con un programa amplio de acompañamiento educativo en el que estén involucradas las empresas que se beneficiarán de este boom digital en América Latina, así como los gobiernos, la sociedad civil, las familias, los medios de comunicación y todos los actores que tienen que ver con el funcionamiento y desarrollo de internet. En otras palabras, yo propongo que se sume a la agenda de la gobernanza de internet la agenda de género y de la violencia hacia las mujeres.
Las mujeres tenemos derecho a vivir una vida sin violencia, y tenemos derecho a participar en internet sin ser violentadas o vivir en riesgo por el simple hecho de ser usuarias.

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