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lunes, 22 de agosto de 2016

Servicio social … debe evolucionar

Servicio social
… debe evolucionar

Eduardo Torreblanca



Entre La infinita cantidad de cambios que tiene que realizar México está el darle un sentido realmente social al “servicio social” de los estudiantes de niveles educativos superiores.

Abandonar las prácticas que “reconocen y dan valor” a un servicio social desarrollado en una institución pública donde el egresado o estudiante a punto de terminar su carrera medio hace algo para obtener la liberación del documento que le acredite el proceso.

Para este columnista, colaborador de EL FINANCIERO, ha sido muy halagador conocer el trabajo desarrollado por estudiantes de la Universidad del Valle de México plantel LOMAS VERDES en varios proyectos emprendedores entre comunidades marginadas en varios estados de país.

El eje de cuatro proyectos que de manera rápida explico se encuentra en una ONG internacional que en México tiene ramificaciones en 60 universidades.

La tendencia es que un grupo de jóvenes de diversas carreras de una misma universidad, de un mismo plantel, eligen comunidades marginadas para hacer labor de apoyo fundamentalmente en labores emprendedoras que permitan garantizar en el mediano plazo darle sostenibilidad a los proyectos productivos de esas comunidades.

Cuatro proyectos al momento se han dado a conocer al columnista: ECO GOODS en la Sierra de Guadalupe donde 8 mujeres producen mobiliarios a partir de desechos de llantas o de maderas. Vale la pena que visite su sitios en el ciberespacio (www.ecogoods.com.mx y en Facebook también) para ver la calidad de mesas, taburetes, sillas y diversos productos ingeniosos, innovadores, y sobre todo ecológicos o responsables con la reutilización de materiales que resultan altamente contaminantes.

Otro de los proyectos es el de un sazonador CHILTÈPETL que venían desarrollando las mujeres de la región de PAPANTLA Veracruz. Los muchachos han conseguido que esos sazonadores tengan consistencia comercial y diseño; lo han hecho “profesional” con los requerimientos informativos y productivos necesarios para que se vendan en espacios comerciales de la empresa Wal-Mart.

Otro de los proyectos ofrece una “gira TRIQUI” a productos tejidos por mujeres de esa comunidad que se han venido a la CDMX a producirlos pero que no pueden vender en vía pública porque la policía capitalina “levanta” a las productoras cuando las encuentra vendiendo sus productos en vía pública. Ahora los estudiantes organizan eventos de comercialización entre los planteles de la Universidad de Valle de México en la zona metropolitana de la capital.

El cuarto proyecto, de nombre DE CIERTO VERDE, vende en tiendas comerciales cactáceas que se dan de manera natural en la región del estado de San Luis Potosí.

Este proyecto inició en mayo del 2015 en el altiplano potosino en los municipios de Cedral y Villa de Guadalupe. Mujeres de la tercera edad, 20, producen las cactáceas y suculentas de la zona con la idea de comercializarlas fuera de esa región donde son debidamente apreciadas.

Tienen más de un centenar de especies que consiguen en invernaderos ahora ya de corte profesional con los cuidados que el proceso productivo requiere.

Los cuatro proyectos caminan adecuadamente, mucho mejor ahora que cuando los muchachos llegaron a esas comunidades con el único propósito de ayudar a que esos emprendimientos sociales fueran sostenibles en el tiempo.

Los muchachos llegan, hablan con las comunidades, establecen metas y objetivos de manera conjunta y cuando se les alcanza los muchachos se retiran del trabajo, algo que puede suceder entre un año y medio y hasta dos años y medio pero dejan empresas que están perfiladas de manera profesional y con los canales de producción y comercialización establecidas.

Esa orientación de hacer VERDADERO SERVICIO SOCIAL conecta a los muchachos con las necesidades sociales que regularmente no se conocen en aulas.

Me parece que este tipo de dinámicas debieran generalizarse; fomentarlos para que sean más frecuentes en todas las universidades públicas y privadas para que nuestros jóvenes tengan conciencia de la verdadera realidad nacional y de la necesidad de que la juventud “con estudios” conozca la capacidad de transformación que se consigue con la voluntad de ayuda a las comunidades con rezago social endémico.

Una felicitación a estos muchachos, a las comunidades beneficiadas que han aceptado la asesoría de jóvenes estudiantes que llegan de la capital solo con sus buenas intenciones que por fortuna son bien recibidas y atendidas.

Entre el millón de cosas que en México tenemos que cambiar está el involucrar a la juventud en esos proyectos de emprendimiento social que no resolverán la pobreza pero que pueden darle esperanzas a muchos millones de mexicanos.

Dar una sacudida al servicio social con una verdadera REVOLUCION DE SERVICIO SOCIAL en México.

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