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jueves, 21 de abril de 2016

El estado de México envejece

El crecimiento de la población mexiquense ha estado considerablemente influido por la inmigración



El constante descenso de la tasas de mortalidad y natalidad en el proceso de la llamada transición demográfica, así como el incremento en la esperanza de vida de la población centraron la atención de investigadores y organismos nacionales e internacionales en los efectos generados por dichas transformaciones, en el proceso de envejecimiento y los retos implica, tanto para las autoridades como para la sociedad misma.
A diferencia de los países europeos donde el envejecimiento es una cotidianeidad palpable y cuyo proceso ha sido largo, en los países latinoamericanos el proceso de envejecimiento se ha vivido de forma acelerada. Las transformaciones en la estructura por edad de la población han puesto en evidencia la limitada capacidad de los gobiernos para dar respuesta a estos cambios, ya que implica no solo de adecuación de las políticas públicas para atender las necesidades básicas de la población, sino la adecuación de los espacios físicos requeridos para ello.
Los cambios se tornan aún más complicados cuando se analizan desde la movilidad de la población. En un escenario cada vez más globalizado y urbanizado los movimientos de población han adquirido un estatus significativo para entender y explicar la dinámica demográfica de las unidades geográficas a escala mundial, nacional y local; en este sentido, el análisis del origen y el destino de los flujos migratorios a través de la estructura etaria se convierte en un referente obligado para explicar las pautas de distribución geográfica del proceso de envejecimiento en las distintas escalas.
El crecimiento de la población mexiquense ha estado considerablemente influido por la inmigración, fenómeno que ha contribuido con casi dos terceras partes del crecimiento de esta en la entidad. Según un estudio realizado por el Colegio de la Frontera Norte (COLEF) y el Consejo Estatal de Población (CONAPO) en 1993, el Estado de México era la entidad que atraía los mayores volúmenes de inmigrantes internos del país, situación que se consolida durante esta década, colocándola en la actualidad como una de las de mayor atracción.
La migración es un proceso estrechamente ligado tanto al modelo de desarrollo económico como al proceso de urbanización propio de la región, según Unikel (1976) el desarrollo de las actividades productivas y su concentración en el territorio mexiquense, las imperfecciones del mercado y la distribución del ingreso son elementos determinantes en el desequilibrio social, económico y espacial, no solo de la entidad, sino en general. Sin embargo, como se mencionó con anterioridad, la planeación urbana es un factor que indudablemente ha influido en la transformación territorial del espacio, detrás de dicha transformación se encuentra el proceso de urbanización que no solo transforma el paisaje urbano al desbordar los límites político-administrativos de una entidad y su manifestación en el proceso de metropolización y suburbanización, sino también influye en el volumen y dirección de los flujos migratorios (Aguilar, 2006). Ambos factores se manifiestan en forma relevante en las grandes concentraciones de población y recursos productivos en unas cuantas zonas, lo cual hace que se presenten cambios en la estructura económica, social y demográfica (CONAPO, 1994a).
En la entidad los movimientos migratorios han estado relacionados con la urbanización, el mercado de trabajo y el desarrollo de las comunicaciones, esto provocó en 1970 grandes movimientos de población de lugares rurales a localidades de tipo urbano y posteriormente a ciudades intermedias.
La atracción de población no se diversificó, por el contrario, se concentró en las áreas geo-económicas más desarrolladas como consecuencia, entre otros factores, de la descapitalización del campo. Durante este proceso, y a la fecha, el Estado de México se ha convertido en el destino de emigrantes provenientes de Guanajuato, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Zacatecas y, en años más recientes, de quienes dejan el Distrito Federal para establecer su lugar de residencia en la entidad mexiquense.


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