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lunes, 18 de enero de 2016

¿Qué hiciste Kate?


Por Raymundo Riva Palacio



Los problemas para la actriz Kate del Castillo apenas comienzan. Lleva cinco días de haberse revelado que sostuvo una relación personal y de negocios con Joaquín El Chapo Guzmán, donde involucró a un actor premiado por Hollywood, Sean Penn, para hacer una película autobiográfica del criminal. Por ello están metidos en un enjambre legal donde no se sabe aún qué tanto son inocentes de delitos vinculados con la delincuencia organizada, o accesorios de crímenes federales. Hay varias investigaciones sobre ellos, por lo que Penn salió a dar la cara para decir que él no cometió ningún delito. Del Castillo no ha querido decir nada. Hace bien. Penn no es la única celebridad a la que acercó a Guzmán y a sus abogados. Otro grupo de personalidades del espectáculo mexicano están metidos en el mismo potaje gracias a la intermediación de la actriz. ¿Qué hiciste Kate?

La pregunta que se hacen las autoridades y que la investigación responderá, es si fueron encuentros derivados de la curiosidad, del morbo, o de un interés profesional por participar dentro del proyecto apologético sobre El Chapo –porque de eso se trata una autobiografía, ¿o no?–. ¿Son responsables de algo? Por el momento, nada hay en su contra, salvo que forman parte del grupo de personas que tuvieron contacto indirecto con Guzmán. Roberto Campa, subsecretario de Gobernación, dijo el martes que todo este episodio era una comedia.

No es una banalización del tema. Se trata de uno de los episodios más grotescos en la historia pública de los criminales, donde un grupo de celebridades parecen –cuando menos hasta ahora– haber sido tontos útiles de Guzmán, quien aprovechó la ambición de la señora Del Castillo, el aventurismo probado en el pasado de Penn, y la ingenuidad –quizá– de otro grupo de personas cercanas a la actriz a los cuales involucró en el proyecto de la epopeya que quería transmitir el narcotraficante más buscado del mundo sobre su persona.

La primera comunicación documentada y videograbada entre la actriz y Andrés Granados, uno de los abogados de Guzmán, se remonta a agosto del año pasado, cuando El Chapo se sentía seguro en Tamazula, un municipio en lo alto de la Sierra de Durango, donde vivió varios años después de su primera fuga en 2001. Granados ya era seguido por el Cisen, que tenía interceptados sus teléfonos. La comunicación con Del Castillo llegó como una sorpresa, y desde ese momento se comenzaron a transcribir los mensajes con él y más adelante con Guzmán. Funcionarios federales que han leído todos los mensajes intercambiados dicen que llegó un momento en que ya no se sabía quién era peor en su comportamiento, si la actriz o el criminal, al sugerir que en su caso particular las sospechas de un mayor involucramiento con el criminal están empezando a aflorar en la investigación.

Esas comunicaciones interceptadas llevaron al seguimiento de ella y de Penn desde el primer momento que aterrizaron en Guadalajara para visitar a El Chapo en Cosalá el 2 de octubre. Pero también condujeron al descubrimiento de que la señora Del Castillo llevó a otras personas a platicar con los abogados de Guzmán, particularmente con Granados. De acuerdo con las investigaciones, entre las personalidades que participaron en esas reuniones se encuentra el cantante Emmanuel, Roberto Arteaga, quien fue representante de la cantante Alejandra Guzmán, y Andrea Vega, que sirvió como enlace con los grupos Los Tucanes de Tijuana y la banda El Limón. Presumiblemente –las autoridades no lo han aclarado– formarían parte del equipo de producción de la autobiografía. No fueron los únicos. Hubo otros invitados del medio deportivo y entretenimiento cuyo papel no está claro todavía.

Todas estas personas se encuentran videograbadas por el Cisen, que fue documentando pacientemente la vertiente cinematográfica de Guzmán. “Esta debilidad –reconoció una fuente con conocimiento de la investigación– fue una de las principales líneas de investigación”. Por el momento, la única investigación formal es sobre la señora Del Castillo y sus empresas Royalty Makeup y Kate del Castillo Productions, que presuntamente recibieron dinero de este líder del Cártel del Pacíficopara la película. Los investigadores encontraron varias transferencias de dinero, aparentemente de origen ilícito, a personas cercanas a ella, y notaron “un inusual aumento de su calidad de vida”.

Del Castillo, de todas las celebridades involucradas con El Chapo, es sobre quien hay más certeza de que se le puedan formular cargos. En todo caso, la investigación determinará si hay sustento en lo que hasta ahora se ha encontrado para proceder judicialmente en su contra. No deja de ser una caprichosa paradoja en su vida, o como dijo Campa, una comedia. Del Castillo ganó mucha fama al interpretar el personaje de Teresa Mendoza en la telenovela La Reina del Sur, inspirada en el libro del mismo nombre de Arturo Pérez-Reverte. Mendoza es una sinaloense que huyó a España para evitar que la asesinaran, luego de la muerte de su pareja, Raymundo Dávila Parra, un texano infiltrado por la DEA como piloto en la flotilla aérea de Amado Carrillo, El Señor de los Cielos. Mendoza entró en los círculos de la delincuencia organizada, y después se convirtió en narcotraficante. Esa interpretación llamó la atención de El Chapo Guzmán, quien al leer opiniones favorables a él por parte de la artista, le envió flores. Ahí comenzó esa relación que está dañando su carrera y la puede llevar a la cárcel. Todo por lo que uno podría suponer: llevar el mundo de ficción a la realidad y pensó que todo era una telenovela.

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