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sábado, 7 de noviembre de 2015

Graue es el rector de la UNAM; apuestan por estabilidad

La universidad debe ser reflexiva, propositiva e indignarse ante la injusticia e inequidad, dijo el sucesor de José Narro

La Junta de Gobierno de la UNAM eligió a Enrique Luis Graue Wiechers como rector para el periodo 2015-2019, en sustitución de José Narro.

En un proceso inédito de cuatro días de deliberación, la junta universitaria eligió al director de la Facultad de Medicina, bajo el criterio de que él garantizará “la necesidad de equilibrar la estabilidad y los cambios institucionales”, explicó René Millán, presidente del órgano colegiado.

De acuerdo con integrantes de la Junta de Gobierno, el médico fue elegido ante la inconveniencia de que nombrar a Sergio Alcocer o a Bolívar Zapata podría causar inestabilidad.

Graue se comprometió a que su rectorado consolide a la UNAM reflexiva, analítica y propositiva, capaz de indignarse ante la injusticia y la inequidad.

Graue garantiza estabilidad: Junta de Gobierno

En un proceso inédito que requirió cuatro días de deliberación, la Junta de Gobierno eligió a Enrique Graue como nuevo rector de la UNAM, con lo cual el gremio ligado a los médicos se afianza en el poder, al ligar cinco periodos de gobierno consecutivos y ocupar la silla de mayor poder universitario un total de 20 años.

Y por primera vez la Junta de Gobierno reveló los criterios que tomó en cuenta para su decisión, entre ellos que Enrique Graue garantiza “la necesidad de equilibrar la estabilidad y los cambios institucionales futuros”.

Esa valoración de la Junta se inscribió en un contexto en que ya se gestaba un movimiento estudiantil y académico en contra de Sergio Alcocer o de Francisco Bolívar Zapata si la Junta elegía a alguno de ellos; movimiento que ayer mismo quedó neutralizado después de conocerse el nombre del sucesor de José Narro Robles.

La Junta de Gobierno dio así una sorpresa a la mayoría de la comunidad universitaria, que todavía minutos antes del anuncio oficial, que fue a las 14:07 horas, daba por hecho que el nuevo rector era Sergio Alcocer, porque fue el único que llamó la Junta ayer mismo, momentos después de notificar al rector José Narro su decisión y porque decenas de sus seguidores comenzaron a darse cita en el Instituto de Ingeniería, sede de la comunidad que lo impulsó.

Acompañado por los integrantes de la Junta, René Millán, presidente del órgano colegiado, detalló los parámetros que se fijaron para tomar esta decisión.

Además de analizar la trayectoria de cada uno de los aspirantes, su proyecto de trabajo y el desempeño en la entrevista para el nombramiento, la Junta de Gobierno ponderó, entre otras, las siguientes consideraciones: la calidad y viabilidad institucional del proyecto.

La necesidad de equilibrar la estabilidad y los cambios institucionales futuros; la imperiosa demanda de innovar en los procesos docentes e impulsar la formación de nuevas licenciaturas interdisciplinarias; la promoción de la vinculación entre investigación y docencia, así como entre la Universidad y sociedad. Consideró también la situación de esta casa de estudios en el contexto nacional e internacional.

A juicio de la Junta, quien mejor cumple con estas consideraciones es Enrique Luis Graue Wiechers”, expresó René Millán, quien también agradeció la participación de los 70 mil universitarios que dieron cuerpo a este proceso de sucesión.

También destacó que “tanto el rector designado como los otros nueve distinguidos universitarios con quienes se entrevistó la Junta, coincidieron en sostener el carácter nacional, público y laico de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como sus principios de libertad de cátedra e investigación, su compromiso social, la defensa de la autonomía y la elevación de la calidad académica”.

Como pocas veces en su historia de 70 años, la Junta de Gobierno se polarizó al grado de requerir más de un día para deliberar, porque ninguno de los candidatos obtuvo los diez votos mínimos para marcar tendencia en las preferencias de los electores, y la polarización siempre tuvo como sujeto constante a Sergio Alcocer, pero otros diferentes aspirantes: Francisco Bolívar Zapata, Leonardo Lomelí, Fernando Castañeda, Rosaura Ruiz y Enrique Graue.

De acuerdo con el relato de un integrante de la Junta que accedió a hablar de manera informal con Excélsior, la Junta hizo varias rondas de votaciones y dialogó constantemente sobre los perfiles y el contexto que vive la Universidad Nacional; Enrique Graue salió como alternativa ante la polarización que se mantenía.

Aunque Enrique Graue tiene una relación cordial y de trabajo con el rector José Narro, pertenece al grupo político de Juan Ramón de la Fuente, y durante las deliberaciones de la Junta cobró importancia esa parte de su perfil, sobre todo ante la inconveniencia de que nombrar a Sergio Alcocer, quien tenía el apoyo del equipo del rector Narro, y a Bolívar Zapata, que estaba respaldado por los científicos, podía provocar inestabilidad en la institución.

De hecho, desde la noche del jueves estudiantes del bachillerato y viejos líderes de lo que fue el CGH, tuvieron asambleas en planteles del CCH para organizar la protesta y durante las horas en que las señales indicaban que la Junta había decidido por Alcocer, circularon en Ciudad Universitaria automóviles con carteles de “NO al PRI, NO a Alcocer”.

Cuatro días de deliberación

La elección de Enrique Graue como rector de la UNAM marcó historia, porque requirió de cuatro días de deliberación de la Junta de Gobierno.
Cuando la Junta eligió a José Narro Robles en 2007 deliberó ocho horas, desde las 11:00 hasta las 19:00 horas; cuando lo reeligió en 2011 requirió tres horas.
En 1999, en medio de la crisis provocada por la huelga estudiantil, la Junta destinó siete horas para elegir a Juan Ramón de la Fuente, el mismo día que entrevistó a todos los aspirantes; cuando lo reeligió se llevó cuatro horas.
En 1996, cuando eligió a Francisco Barnés, sesionó desde las 11 hasta las 21 horas; es decir, le llevó 10 horas tomar la decisión.
La elección de José Sarukhán Kérmez, en diciembre de 1988, le llevó 11 horas y su reelección sólo tres horas.
Uno de los procesos más tardados era el de 1981, cuando la Junta de Gobierno eligió a Octavio Rivero y requirió de cerca de 12 horas para hacerlo.

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