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martes, 16 de junio de 2015

El futuro del PRI

POR MACARIO SCHETTINO


Toca el turno al PRI, el partido que gobernó sin competencia alguna este país desde antes de su fundación y hasta 1997 en que pudimos tener elecciones en serio. Desde entonces, no ha podido superar 40 por ciento del voto. Se mantuvo entre 35 y 40 por ciento hasta la derrota humillante de 2006, que me parece les ayudó a entender que todo había cambiado. Tuvieron 29 por ciento del voto en ese año, pero lograron recuperar casi todo para 2009, cuando alcanzaron 39 por ciento. En la elección de 2012 bajaron a 36, y ahora no llegan a 31 por ciento.

Comparando puras elecciones intermedias, el PRI pasa de 11.3 millones de votos en 1997 a 9.8 millones en 2003, 12.7 en 2009 y 10.6 millones en 2015. Todos los datos anteriores no incluyen al Partido Verde, que desde 2003 es apéndice del PRI. No lo incluyo porque confunde las cifras y porque creo que la utilidad de este partido empieza a ser inferior a su costo. Aunque el PVEM nunca ha sido muy respetuoso de la ley, en esta campaña fue francamente cínico. El uso de redes sociales incluso el mismo día de la elección es indefendible. Si el espíritu de la ley prevalece, el Partido Verde debería ser castigado con la pérdida de registro. Si antes no estaba convencido, ahora sí lo estoy, y además creo que es el momento adecuado para hacerlo. Ya ellos sabrán si se suman al PRI o vuelven a construir un partido, pero el castigo es muy importante para la salud del sistema electoral.

De regreso al PRI, me parece que sufre de los mismos problemas que ayer comentaba para Acción Nacional: un partido viejo, pero con una fama de corrupto que es insuperable. Note usted que a diferencia del PAN, el PRI tiene hoy menos votos que hace 18 años, y la tendencia indica que esta caída continuará. Sus votantes son aún más viejos que los del PAN, y sobre todo son mayoritariamente personas sin estudios. Ese perfil se reduce rápidamente en México.

Tal vez confiando en exceso en el Partido Verde, el PRI no ha renovado sus cuadros directivos. Pero insistiría en que el Verde puede ser más un lastre que un apoyo para 2018, de forma que el PRI debe hacer sus cuentas esperando una votación cercana a 25 por ciento. El Verde no podrá darle más de cuatro puntos adicionales, en el mejor de los casos. Para competir seriamente por la presidencia deberán incluir a Nueva Alianza y tal vez a Encuentro Social.

Sin embargo, tengo la impresión de que el costo de la marca será cada vez más notorio, conforme el votante tradicional del PRI desaparece por simple demografía. Si bien el PRI no requiere la revolución interna del PAN, y no tiene liderazgo disperso, tiene un problema mayúsculo con la sucesión. Desde 1997, nadie ha podido ganar la presidencia saliendo del gabinete. Ha sido el Congreso o una gubernatura lo que da el impulso necesario. Los principales gobernadores del PRI están fuera de la contienda, dudo que los secretarios puedan cambiar la tendencia mencionada, y el riesgo de confrontación interna es mayúsculo. No es como en 2009, cuando Peña Nieto tenía ya todo acomodado, pues.

Un último detalle: observe usted que en el DF, Jalisco, Nuevo León y Veracruz, el PRI no llega a 30 por ciento. En Estado de México, a 33 por ciento. En esos estados está 40 por ciento del padrón. El tiempo del PRI parece estar por terminar, también sin poder cumplir un siglo como fuerza organizada, aunque sí lleven 100 años en diversas trasmigraciones.

Twitter: @macariomx

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