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martes, 7 de abril de 2015

Un año más sin Heberto

Por Elios Edmundo Pérez Márquez
A la memoria de Manuel Crisóstomo Reyes,
Primer Regidor de Izquierda en Ecatepec,
Senador de la República, Gran Amigo.

No se equivocó Heberto Castillo cuando, al salir de la cárcel en 1971, se dedicó a recorrer el país, junto con otros luchadores sociales, con intención de formar un partido político de auténtica oposición.
Heberto purgó condena de mil días, en el palacio negro de Lecumberri, por su participación en el Movimiento Estudiantil de 1968, que culminó, trágicamente, con la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco.
Pero Heberto Castillo, veracruzano de origen, ingeniero de profesión y revolucionario por convicción, era un hombre sin dobleces que sufrió la persecución y la cárcel, y su vida siempre estuvo en peligro por sus convicciones, ya que su principal cualidad era la congruencia y, entre muchas de sus ideas, estaba la de ver más por los demás que por uno mismo y utilizar el pensamiento científico como guía de acción.
Heberto consideraba que a los universitarios les tocaba definir el rumbo, con el estudio y el análisis de la realidad, y compartirlos con los trabajadores hasta volverlos programas de acción, Para eso era necesario formar un partido político, “capaz de conducir a los explotados en su histórica lucha contra sus explotadores”.
Fue así como, en 1974, se constituyó el Partido Mexicano de los Trabajadores, “un partido nacido de la entraña del pueblo” que se proponía, como principal objetivo, tomar el poder, por todos los medios a su alcance y, entre otra cosas, postulaba la derogación del amparo en materia agraria y reformar la ley electoral vigente para permitir la participación de otras expresiones políticas.
No se conformó con eso.
Heberto escribía para trasmitir su pensamiento.

Se calculan en miles los artículos que escribió en medios impresos como Excélsior, Proceso, El Universal y otros, además de ser profesor en la Universidad y el Politécnico; inventor, pintor, polemista, científico y cultivaba rosas en su jardín.

Heberto nunca cedió a las tentaciones del poder y se resistió a las lisonjas de los gobernantes; soportó las traiciones, la cárcel y la tortura, y siempre trató de unificar a las distintas fuerzas de izquierda. Era un caballero, en toda la extensión de la palabra, además de ser un hombre de gran valentía.

Me gustaría relatar una pequeña anécdota que lo pinta de cuerpo completo:
“Cuenta la leyenda que, en abril de 1959, cuando los marines realizaron la invasión a Playa Girón, el General Lázaro Cárdenas anunció su decisión de viajar a Cuba e incorporase a la lucha por la defensa de la Isla.
De inmediato, varios intelectuales identificados con la Izquierda, como Enrique González Pedrero y Víctor Flores Olea, entre otros, intentaron prestigiarse y declararon a la prensa que se sumarían a la causa del General Cárdenas y lo acompañarían en su misión.
Sin embargo, el día que el ex presidente Cárdenas se encontraba en el aeropuerto, esperando un vuelo que lo trasladaría la Habana, estos intelectuales se presentaron, pero a despedirlo y desearle buena suerte.
Poco más tarde, llegó Heberto Castillo, y el General Cárdenas le preguntó:
-¿Qué, Heberto, tú también vienes a despedirme?
-No, general- dijo Heberto-. Yo me voy con usted, si no tiene inconveniente”.

En el mes de septiembre del año 2003, un nutrido grupo de personas, vecinos de Ecatepec, solicitamos al gobierno municipal, en ese entonces, encabezado por el Lic. Eruviel Ávila Villegas, la colocación de una Placa conmemorativa en honor del Ing. Heberto Castillo Martínez, imprescindible mexicano, constructor de puentes, fallecido el 5 de abril de 1997 y cuyos restos mortales, reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres, desde el año 2004.
Hoy vemos con sorpresa que, ya concluidos los trabajos de remodelación del jardín municipal, la placa conmemorativa en honor al ingeniero Heberto Castillo, propiedad del pueblo de Ecatepec, no ha sido reinstalada.
El 20 de enero de este 2014 entregamos, al gobierno municipal, la petición (con más de 170 firmas autógrafas), para que dicha placa sea reinstalada en el mismo lugar donde se encontraba, sin que, hasta la fecha, hayamos recibido respuesta.
Por ello, en estos días, habremos de buscar la forma de entrevistarnos con las nuevas autoridades municipales, a fin de insistir en nuestra petición y que, tanto la placa en honor de Heberto Castillo, así como la placa en honor de Misael Núñez Acosta, sean reinstaladas a la brevedad.

eliosedmundo@hotmail.com



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