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jueves, 19 de febrero de 2015

Aceite de ricino: el petróleo verde de Alfonso Romo

México.- Alfonso Romo es un empresario disruptivo y polémico que como ingeniero agrónomo ha sabido combinar su agenda de negocios (y recursos) con su pasión por la tecnología y el campo. Creó el 95 Seminis (el acervo más grande de semillas del planeta) y fundó con el científico Craig Venter en EU la empresa Synthetic Genomics que desarrolló los primeros organismos vivos artificiales (biología sintética).

Hace unos años creó la firma Enerall, dedicada a convertir suelos calcáreos en áreas de cultivo intensivo (con una parte de molienda de piedra y otra de tratamiento de suelos).

Todo comenzó con mil 700 hectáreas en Tizimín (Yucatán), donde han sembrado ajonjolí, maíz, caña, soya y su planta estrella, la higuerilla. De este arbusto se extrae el aceite de ricino, que se usa en la industria química y automotriz. ¿Su precio? En el mercado internacional cotiza a 60 dólares el barril (si lo comparáramos con uno de petróleo). “También es un excelente producto para biodiésel, ya que es el único que no compite con la alimentación humana”, aclara Romo.

En este proyecto (entre tecnología y puesta en marcha) lleva invertidos unos 15 mdd. Ahora ha reunido de un grupo de inversores otros 50 mdd para aumentar el área de siembra en esta zona. “Todo fue con capital de riesgo para cambiar los paradigmas del uso de suelo en el país”, dice desde el corporativo de Vector en el DF.

Actualmente están armando un proyecto conjunto con el gobierno yucateco y la Secretaría de Agricultura para usar este modelo como desarrollo de pequeños agricultores. “La tecnología no vale nada, lo importante es el cambio social y patrimonial de este proyecto”, señala. Por ejemplo, un ejidatario con 20 hectáreas recibe la tecnología en su predio y luego recibe una renta por su terreno (que aumenta su valor porque se convierte de improductivo en productivo) más un 50% de las ganancias de lo que se produzca y todo sin necesidad de trabajar personalmente en ellas, ya que es mediante cosecha mecánica. “Es como si hubieran comprado acciones de Cemex”, agrega el empresario regio.

Este proyecto es replicable a todo el país como modelo de negocios y como un plan de modernización de los ejidos y aumento sustancial de su plusvalía. Habrá que ver cuánto avanza en el convencimiento de autoridades y ejidatarios en el resto del país.

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