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viernes, 7 de noviembre de 2014

El estado de derecho que falta

Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Crédito Público, reconoció ayer, en el foro de The Economist, que por el caso de los normalistas de Ayotzinapa, “la percepción sobre México ha cambiado” tanto en el extranjero como en “los propios mexicanos sobre las condiciones en nuestro país”.

Y agrega que esta situación pone de manifiesto la “necesidad de fortalecer el estado de derecho en todos los ámbitos de la vida pública y en todas las regiones del país”, situación que va más allá de la simple procuración de justicia y el derecho penal. “Tenemos que hablar de informalidad, tenemos que hablar de evasión fiscal, tenemos que hablar de contrabando. Tenemos que hablar de todo aquello que debilite el valor de la aplicación de la ley como sociedad”.

El tema del estado de derecho fue abordado magistralmente y a profundidad ante los participantes en la plenaria del Consejo Nacional Banorte por el ex presidente Ernesto Zedillo, y lo aborda con este planteamiento inicial: “Sí debemos de procurar una sociedad donde todo mundo tenga igualdad de oportunidades en relación con otros, pero no puede haber esa sociedad si no tenemos un verdadero, un auténtico, fuerte, vigoroso, eficaz estado de derecho”.

Creo que es importante reproducir otros pensamientos del ex presidente Zedillo Ponce de León sobre el tema. Se pregunta y responde: “¿Cuál es el elemento fundamental de un estado de derecho? La igualdad ante la ley, que el pobre tenga la misma oportunidad que el rico cuando acude ante la justicia, de ser protegido por ese estado de derecho.

“Es parte del problema. Es que además ese es otro error, sobre todo son errores que escucho mucho afuera: ‘El tema de sus países es la corrupción’. Digo: ‘No, el tema de nuestros países’, ojalá que nada más fuera la corrupción; la corrupción es un aspecto únicamente de nuestra enfermedad más grande, que es la debilidad de nuestro estado de derecho.

“Porque por definición sí tenemos leyes y hacemos valer esas leyes, y hacemos valer el principio de igualdad ante la ley, los corruptos estarían donde deben estar, en la cárcel, pero no están en la cárcel, primero, porque en buena medida han tenido la capacidad de capturar ciertos aspectos del sistema económica y del sistema político, violando ciertos principios del estado de derecho”.

El ex presidente remata así: “Se tiene que hablar con toda sinceridad de dónde estamos, porque estamos mal, muy mal, en materia de estado de derecho”, y expresa que sí se puede cambiar la situación.
Claro, todos tenemos que participar.

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