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lunes, 24 de junio de 2013

Deslindes

Por Armndo Sepúlveda Ibarra

El Ocaso del PAN

La feroz lucha entre facciones de dudosa calidad moral por adueñarse de dineros públicos y de poder, cual ruin botín, comienza a desmoronar al Partido Acción Nacional junto con su añeja tradición de valores y principios que, por décadas, le dieron fama como oposición antes de acariciar como gobierno los seductores recursos del erario.

Comandada por Felipe Calderón, el inepto ex presidente en cuyo sexenio floreció la corrupción quizá ¡más que en los gobiernos priístas!, la mayoría de los senadores del PAN encarniza una pelea contra su líder nacional, Gustavo Madero, el embobado admirador de Enrique Peña Nieto, por el apetito de ambas corrientes de repartirse las tajadas de los presupuestos entre los suyos y apoderarse de la cercanía y confianza del poder presidencial: allí donde atesorarían más privilegios.

A la voz de ataque del “catedrático” de Harvard y afamado aficionado a las bebidas espirituosas, léase Felipillo Calderón, su punta de lanza, el senador Ernesto Cordero, abrió fuego contra la fragilidad de Gustavo Madero mientras el jefe de Acción Nacional se declaraba en público como idólatra de Peña Nieto (confesión insólita hecha a la revista Proceso), cuando un desliz de esta naturaleza correspondería más cometerlo a otros, menos a la cabeza de un partido de oposición al gobierno.

Vista sin pasiones ni calenturas partidarias, como algunas voces quieren darle lectura, la riña entre esas corrientes panistas que guerrean por sus intereses personales al margen de las bases del blanquiazul, encierra la codicia de ambos grupos de arrimarse y servir al inquilino de Los Pinos a cambio de prebendas por su abyecta docilidad, para vergüenza de la memoria de Gómez Morín y demás fundadores del PAN.

Como honrar a su apellido, Cordero fue al promediar abril a ponerse casi de rodillas ante el secretario de Hacienda y hombre de todas las confianzas de Peña Nieto, Luis Videgaray, para que el gobierno priísta reconociera a los senadores panistas como sus auténticos interlocutores (en lugar de Madero y la cúpula de Acción Nacional apoltronada en el ya tambaleante Pacto por México).

Sin ningún rubor el propio Cordero subordinó a sus 23 fieles senadores panistas a los designios de la Presidencia de la República y, al mismo tiempo, al mismo PAN, cuando este fin de semana le prometió a Peña Nieto que avalarían en la Cámara Alta sin reservas ni hacer ruido la reforma energética oficial: como venga, dijo el bisoños Cordero con innecesario tono lambiscón.

Madero, en su turno, ha arriado las banderas de Acción nacional como partido de oposición con su increíble entrega a la figura de Peña Nieto, con quien siempre posa a las cámaras de los fotógrafos con la candidez de un converso cuando el dichoso Pacto por México los convoca para hacerle el caldo gordo al hombre de Atlacomulco.

Sobra decir que la enconada verborrea contra Cordero y compañía arrastra en el fondo la corrupción que enloda a las altas esferas del panismo, materializada esta vez o en este escándalo en la arrebatiña de los cientos de millones de pesos que maneja la fracción panista en el Senado de la República y que, sin control ni proyecto ni pizca de honestidad, se ha venido repartiendo entre los propios legisladores e inclusive en préstamos sin intereses de hasta 300 mil pesos para dizque asesores como el cuñado de Felipe Calderón, Juan Ignacio Zavala, beneficiario además de la nómina senatorial del PAN con la ofensiva cantidad de 76 mil pesos mensuales, a lo mejor por serles útiles con sus bravuconadas.

Como rapiña de piratas el alto mando de Acción Nacional en el Senado depositó prorrateados poco más de 16.3 millones de pesos en las cuentas personales de los 38 senadores del blanquiazul (más de 400 mil pesos a cada uno), acaso para tranquilizar a los inconformes con la actitud de Madero de seguir cerca del poder y acaparar los favores del gobierno priísta en pago por serle afín en el Pacto por México. Nadie quiere agarrar la papa caliente de la responsabilidad en el desvío de esos dineros públicos a los bolsillos de los legisladores, pero la evidencia apunta hacia el recién impuesto coordinador de la manada blanquiazul, el maderista Jorge Luis Preciado Rodríguez.

Un simple repaso del tiempo reciente, desde la llegada del PAN a Los Pinos hasta su afrentosa salida en 2012, nos da la idea de lo que acontece entre quienes manipulan al panismo y traicionan a la militancia y sus principios: los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón probaron el sabor de la corrupción enraizada en los sexenios priístas y la adoptaron a extremos inconcebibles.

Y ahora cosechan su siembra: así les irá en las elecciones del domingo 7 en 14 estados del país.

armandosepulveda@cablevision.net.mx

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