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lunes, 27 de mayo de 2013

Despiden a Arnoldo Martínez Verdugo

En el homenaje de cuerpo presente en el Museo de la Ciudad de México, su viuda dice que el último dirigente comunista incomodaba a muchos

México DF.- Con el canto de La Internacionaly un homenaje de cuerpo presente en el Museo de la Ciudad de México fue despedido Arnoldo Martínez Verdugo, ex dirigente del Partido Comunista Mexicano y ex candidato a la Presidencia en 1982.
El féretro fue llevado a ese recinto desde una funeraria de la colonia Del Valle, donde fue velado.

Fue recibido por sus amigos comunistas y compañeros de lucha desde hace más de 50 años, y por la actual dirigencia y militantes del PRD, así como por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera.

Durante el homenaje, Martha Recasens, viuda de Martínez Verdugo, leyó el poema Oh capitán, mi capitán, de Walt Whitman.

“Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas/ en tanto que camino con paso triste, incierto,/ por el puente do está mi Capitán/ para siempre extendido, helado y muerto.”
En el museo ataviado con pancartas de Martínez Verdugo en su época de dirigente comunista y como candidato presidencial del Partido Socialista Unificado de México, se entonó La Internacional y al final se lanzaron gritos de “¡Viva Arnoldo!” y “¡Arnoldo, Arnoldo!”.

En las fotografías colocadas en mamparas se podía seguir la historia desde el joven militante del Partido Comunista hasta sus últimas apariciones públicas a las que, recordaron varios de los presentes, acudía con sus discursos escritos, no improvisaba, estudiaba cada palabra e idea que deseaba transmitir.

“Arnoldo tiene una estatura moral que llegó a incomodar a muchos, incluso a quienes dicen seguir su ejemplo.

“Es como una roca sólida y sólo se mueve cuando existe la necesidad de hacerlo”, dijo Recasens durante un discurso al inicio del homenaje.

Tras sus palabras se montó la primera guardia de honor. La encabezaron Miguel Ángel Mancera, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Jesús Zambrano, Alejandro Encinas, Ifigenia Martínez y la misma Recasens. El silencio era profundo.

Un aplauso de unos tres minutos de parte de sus camaradas de toda la vida, mientras su viuda montaba una guardia de honor (en compañía de Esperanza, viuda de Valentín Campa), hizo que la mujer no pudiera resistir el llanto.

Los principales dirigentes vivos de la izquierda (con excepción de Andrés Manuel López Obrador, quien se encontraba en San Luis Potosí) rindieron homenaje al que calificaron como el más grande dirigente que han tenido.

Tras la guardia, Mancera se despidió de los presentes y se retiró del museo. Después se montaron más guardias de honor; a las 14:00 horas el féretro fue retirado del lugar.

“Somos mucho más que dos”

“Fue el amor de mi vida, él me lo decía y yo lo supe desde siempre, no voy a tener otro amor como ése”, fueron las palabras de Martha Recasens, quien por más de 32 años fue la compañera, cómplice, camarada y esposa de Arnoldo Martínez Verdugo, “un auténtico comunista mexicano”, como lo describieron quienes lo conocieron durante décadas.

Rodeada de sus seres más queridos, amigos y los compañeros de lucha del fundador de la izquierda mexicana, la viuda no oculta su dolor: llora y abraza el féretro que contiene los restos mortales de “su sinaloense”, a quien con voz entrecortada, y luego de pasar saliva, le asegura a manera de consuelo: “aquí estamos, camarada, nos vamos a volver a encontrar.

“(...) Arnoldo era un hombre único, el país necesita más hombres como Arnoldo, pero el mundo necesita más hombres como él.”

En la capilla donde se veló a Martínez Verdugo, cruzado por la bandera del Partido Comunista Mexicano, Martha hizo una petición antes de partir al homenaje que le rindió el gobierno capitalino:

—Me gustaría escuchar nuestra canción.

—¿Cuál es?, le preguntó alguien.

—Te quiero, de Amparo Ochoa. Son unos versos de Mario Benedetti, pero me dicen que la funeraria no tiene equipo de sonido. Qué lástima, me hubiera gustado despedirlo así.

Segundos después, quien le preguntó por el título de la melodía le entregó en sus manos un celular desde donde se pudo escuchar la canción que de inmediato puso a todos a cantar, y Martha, ahogada en llanto, pudo cumplir su deseo de entonarla ante el cadáver de su esposo.

“Tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos; te quiero porque tus manos trabajan por la justicia; si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y mi todo, y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”, fue uno de los versos que apenas pudo pronunciar.

Al término de la canción, Martínez Verdugo fue aplaudido por los asistentes, quienes partieron minutos después al homenaje de cuerpo presente en el Museo de la Ciudad de México.

Conmovida por el momento vivido, la viuda de Martínez Verdugo permaneció varios minutos en el espacio privado de la capilla.

A su salida de la funeraria, confió que desde hace años elaboró un texto sobre su marido, mismo que mantuvo guardado y al cual le daría lectura por primera vez ayer sábado, durante su homenaje.

En punto de las seis de la tarde, los restos del ideólogo de la izquierda fueron cremados y las cenizas entregadas a sus familiares.

Entre los asistentes a la funeraria Gayosso de Félix Cuevas destacaron el dirigente nacional de Morena, Martí Batres, y el ex senador Pablo Gómez.

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