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lunes, 15 de octubre de 2012

TEMA LIBRE

Por I. León Montesinos

¿Enrejarse o no enrejarse?; he ahí el dilema

CTM pide aplazar la Reforma Laboral

¿Dónde quedaron los postulados del PRI?


Ecatepec, Méxcio.- El asunto no es privativo de Ecatepec pero sí es sintomático de la desesperación que muestra la sociedad en su conjunto ante la creciente inseguridad. ¿Enrejarse o no enrejarse?, es el dilema que enfrentan los vecinos en miles de colonias en el país por el creciente número asaltos en sus calles, robos a casas habitación y comercios.

Está claro que los delincuentes van ganando la batalla a nuestras autoridades, eso nadie lo duda y quien del lado oficial se atreva a decir lo contrario estará cae en los fangosos terrenos de la más barata demagogia. El asunto a tratar aquí es: ¿hasta dónde puede la autoridad impedir a los ciudadanos sus sistemas de autodefensa, en aras de cumplir ordenamientos en que nada les ayudan a salvaguardar sus bienes, e incluso, sus propias vidas?

La semana pasada, Mexiquense publicó una nota cuyo trasfondo social debe ser analizado con la seriedad del caso, pues tal pareciera que en el ayuntamiento se ayuda a que los delincuentes hagan de las suyas y se adueñen de las colonias a su conveniencia. ¿Por qué lo digo? Porque los inspectores de la Dirección de Desarrollo Urbano que con lujo de fuerza y violencia acudieron a la calle 9 y Jorge Jiménez Cantú, de la colonia Villas Guadalupe Xalostoc, a retirar las rejas con las que los vecinos buscan protegerse de los hampones, mostraron un superlativo grado de ignorancia en su quehacer público.

No se puede llegar con reglamentos obsoletos en la mano a allanarle el camino a la delincuencia y, peor aún, imponer políticas públicas contrarias a la decisión mayoritaria de la sociedad. La gente no se enrreja por gusto sino por la necesidad apremiante de autodefensa. Un gobierno, sea del nivel que se trate, no puede impedir que ante su ineficaz combate a los malandrines, la gente adopte los mecanismos que crea pertinentes para no ser agredida.

Los hampones que operan en esa zona del municipio, júrelo, ahorita están muertos de la risa, burlándose a diente pelón de los ahora agredidos vecinos que no sólo deben lidiar contra los delincuentes sino con los insensibles funcionarios locales. En muchos municipios del país, las autoridades optan, acertadamente, por dejar a criterio de los vecinos el enrrejarse o no, pues saben que esta medida, aunque pueda representar una violación a ciertos reglamentos, resulta efectiva para impedir el acceso de gente ajena a los espacios vecinales y cuya presencia, con estos sistemas de aislamiento, es detectada más fácilmente.

Insistimos: la gente no gasta su dinero por gusto en estos “encierros” metálicos, lo hace consciente de que las autoridades no son capaces de proporcionarle la seguridad rápida y eficaz en caso de una contingencia de seguridad. Sin duda, va siendo hora de que los servidores públicos se sienten con la sociedad a plantear las modificaciones necesarias a los que considero, son reglamentos obsoletos, que sólo están sirviendo para que los delincuentes entren a las calles y a las colonias como “Pedro por su casa”. ¿No lo cree usted así, amigo lector? Y parafraseando al escritor inglés, William Shakespeare, la pregunta inevitable de los ecatepequenses, es: ¿Enrrejarse o no enrrejarse? ¡He ahí el dilema¡

COMENTARIOS A LA (CONTRA) REFORMA LABORAL.- Por instrucciones de la cúpula cetemista y del Congreso del Trabajo que encabeza el líder de esa confederación, Joaquín Gamboa Pascoe, el senador del PRI, Armando Neyra , pidió en la Cámara Alta que el equipo de transición de Enrique Peña Nieto, valore la conveniencia de regresar a la congeladora de la Cámara de Diputados la iniciativa preferente de Felipe Calderón, sobre la Reforma Laboral, misma que como hemos señalado en este espacio, dejaría en la más absoluta de las indefensiones a millones de trabajadores en el país, y dejaría fuera de los beneficios de la seguridad social a un alto porcentaje de jóvenes que están por sumarse al mercado laboral.

Me voy a permitir citar algunos de los puntos contenidos en los Documentos Básicos del PRI en su Capítulo III, donde se establece su “Compromiso con la Igualdad y los Derechos Sociales”.

En su punto 72, se señala: “El mayor reto que tenemos los mexicanos como Nación es abatir la pobreza y la desigualdad que obstaculizan el pleno ejercicio de los derechos sociales establecidos en la Constitución, e impide a millones de personas acceder a los beneficios del desarrollo”.

En el punto 73, se dice: “En el PRI, ratificamos nuestro indeclinable compromiso en la defensa de las conquistas sociales. No aceptaremos, bajo ninguna circunstancia, retroceder en los derechos constitucionales en materia de educación, salud, trabajo, campo, equidad de género y justicia para los indígenas”.

Y en su punto 75, dejan establecido: “Tenemos la convicción de que para avanzar en la disminución efectiva de las desigualdades sólo podremos lograrlo con un desarrollo económico distributivo más acelerado y perdurable, que genere empleos formales mejor remunerados para que los trabajadores y sus familias puedan mejorar sus condiciones de vida”.

Tal vez los senadores del PRI ya se hicieron la pregunta de ¿cómo van a cumplir con sus compromisos establecidos en sus documento básicos con una Reforma Laboral como la que pretenden aprobar en el seno de éste órgano legislativo?

Su contenido, y no podrán negarlo, es todo lo contrario a los propósitos de sus documentos básicos y de su ideología. Si no, veamos algo de las torcidas intenciones de la iniciativa de Calderón: hagamos un comparativo, por ejemplo, en lo establecido en el artículo segundo de la LFT donde se indica que sus normas “…tienden a conseguir el equilibrio y la justicia social en las relaciones entre trabajadores y patrones”.

Calderón y su reforma mutan la referencia a trabajadores y patrones por la expresión “factores de la producción”, además de meter argucias tratando de legitimar algo que llama “trabajo decente”, afirmando falsamente que éste término incluye “el respeto irrestricto a los derechos colectivos de los trabajadores, tales como la libertad de asociación, autonomía y democracia sindical, el derecho de huelga y la contratación colectiva”. Todo esto en contradicción abierta con las reformas que se introducen en los capitulados que contienen estos temas.

También, para reflexionar, es lo que establece el artículo tercero de la actual LFT, donde se pondera: “El trabajo es un derecho y deber sociales. No es artículo de comercio, exige respeto por las libertades y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que aseguren la vida, la salud y un nivel de vida decoroso para el trabajador y su familia. En la iniciativa de Calderón, dicho artículo fue redactado de la siguiente manera: “El trabajo es un derecho y deber sociales. No es artículo de comercio”. El resto del contenido fue borrado.

Es decir, no se deja la menor pizca al sentido social. Y se pasa por alto lo expresado reiteradamente por organismos internacionales como la OCDE, que han señalado que el desempleo en nuestro país es dramático y que disminuye muy lentamente orillando a miles de personas, muchas de ellas jóvenes, a sumarse a la informalidad siendo esta actividad, de acuerdo al organismo internacional, la que absorbe ya el 63 por ciento del empleo total.

Los legisladores cetemistas piden al equipo del presidente electo, valore en su justa medida, los costos políticos y sociales que puede traer no sólo a su partido sino al nuevo gobierno, el aprobar una iniciativa cuyo origen es panista y que ahora, incluso, busca a como dé lugar atentar contra las estructuras del sector obrero del PRI al imponerle democracia y transparencia sindicales. Y ojalá haya una rectificación el equipo cercano a Peña Nieto, pues al parecer algunos de sus cercanos asesores insisten en avalar las supuestas “bondades” de la Ley Calderón-Lozano, sobre todo en el asunto de la total flexibilización del mercado laboral que arrojaría a la categoría de la eterna eventualidad a los jóvenes que obtengan su trabajo por primera vez.

Si la inercia empresarial y panista, termina por vencer, entonces sería recomendable que el PRI modifique sus Documentos Básicos más acordes a los de los organismos de la cúpula empresarial como la Coparmex o la Concamin, así evitaría polémicas y contradicciones entre su proceder social y su ideología, pasando de ser un partido de centro izquierda, a centro derecha. ¿O miento, señores del tricolor?

COMENTARIOS A HONROSOS HECHOS HISTÓRICOS.- Por cierto, me voy a permitir dejarles de tarea no sólo a los priístas sino a todos los legisladores que se dicen REPRESENTANTES POPULARES, e insisten en acuchillar por la espalda al pueblo de México, lo expresado por el legislador guanajuatense, Luis Fernández Martínez, hace casi cien años, durante los debates del constituyente de 1917, en Querétaro, quien dejó plasmadas en el diario de los debates, algunas palabras que hoy deberían ser motivo de vergüenza para los que hicieron trizas, en la Cámara de Diputados, los derechos laborales de la clase trabajadora, plasmados en el artículo 123 por esos legisladores que supieron cumplir a cabalidad con su papel en la historia.

Fernández, señaló entonces: “…los que hemos estado al lado de esos seres que trabajan, de esos seres que gastan sus energías, que gastan su vida para alimentar a sus hijos; los que hemos visto esos sufrimientos, esas lágrimas, tenemos la obligación imprescindible de venir aquí, ahora que tenemos la oportunidad, a dictar una ley y a cristalizar en esa ley los anhelos y las esperanzas del pueblo de México”.

Y así como la historia plasmó en letras de oro la labor patriótica de los constituyentes del 17, los nombres de los quiénes ahora han traicionado al pueblo, de manera artera y cobarde, deben ser exhibidos en las plazas públicas para que quiénes resulten afectados con sus arbitrarias decisiones conozcan el rostro de sus verdugos. ¿O usted, qué opina, amigo lector? ¿Tiene este columnista, o no, la razón de su parte?

Nos leemos en la próxima entrega. Nuestro correo electrónico: garrasleo6@yahoo.com.mx

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